miércoles, 30 de mayo de 2007

ARTÍCULO

Bolivia…una historia carente de memoria y reflexión

Por:Viviana Pacheco gandarillas
Hoy Bolivia se encuentra ante un desafío histórico. O cambiamos a fondo nuestra Constitución o dejamos que el país se derrumbe por ser tan injusto y escasamente democrático. No permitamos que la nueva Constitución sólo esté maquillada y que -por dentro- siga mostrando arrugas de tanta historia inútil y perjudicial para todos los bolivianos.

Bolivia es un país que a pesar de haber tenido tantos cumpleaños y tras estar ceñida de tanta historia, es una nación sin memoria y sin reflexión.

¿Por qué no dar vuelta la página al libro sangriento que tiene como título “Historia de Bolivia”? Es necesario no aferrarnos más a la vieja Bolivia. La veterana Bolivia es la que nos dejó a los bolivianos al borde del colapso, a la cola en los índices de desarrollo en América Latina, pero a la cabeza en el vergonzoso campeonato de la corrupción.

Esa vieja Bolivia, con compatriotas que viven con medio dólar al día y otros que se atragantan con un ingreso promedio de 30 o 40 mil dólares, se resiste a morir. Esa Bolivia que ha dividido a los bolivianos entre indios y blancos, pongos y señores o entre t´aras y k´aras, como dice el resentido Mallku, sigue ahí viva como una amenaza latente de enfrentamiento entre bolivianos.

Se niega a morir esa Bolivia llena de políticos sinvergüenzas, aquellos que en el momento de gobernar muestran el verdadero rostro…el verdadero sentimiento de poder que los absorbe rápidamente.

Esa es la Bolivia que ahora se resiste a cambiar a fondo la Constitución Boliviana; es decir, cambiar de verdad al país. Son 255 constituyentes quienes “bloquean” toda posibilidad de reforma profunda de la nación.
No saben qué cambiar, no saben cómo y no saben el porqué. Los constituyentes pretenden cambiar las formas, pero no la esencia, no lo troncal y lo sustancial de una forma de hacer país que nos puso de rastras ante la historia.

Llegar a la Constituyente costó sangre y múltiples sacrificios y, por tanto, no se justificaría que 255 constituyentes trabajen un año y hagan gastar tantos millones para aprobar una constitución que sólo refleje cambios cosméticos.

Hoy Bolivia se encuentra ante un desafío histórico. O cambiamos a fondo nuestra Constitución o dejamos que el país se derrumbe por ser tan injusto y escasamente democrático. No permitamos que la nueva Constitución sólo esté maquillada y que, por dentro, siga mostrando arrugas de tanta historia inútil y perjudicial para todos los bolivianos.

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